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Niveles de inteligencia emocional en estudiantes de inglés, facultad FAREM-Matagalpa: estudio de caso
Levels of emotional intelligence in students of EFL, FAREM-Matagalpa: case study
Revista Torreón Universitario, vol. 12, núm. 35, 2023
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-Managua

Humanidades y Arte

Revista Torreón Universitario
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-Managua, Nicaragua
ISSN: 2410-5708
ISSN-e: 2313-7215
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 12, núm. 35, 2023

Recepción: 14 Marzo 2023

Aprobación: 22 Septiembre 2023

El autor o los autores de los artículos, ensayos o investigaciones conceden a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua (UNAN-Managua) los derechos de edición (copyright) del trabajo enviado, por consiguiente, la Universidad cuenta con el derecho exclusivo para publicar el artículo durante el periodo completo de los derechos de autor.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Resumen: El siguiente artículo presenta avances de un estudio doctoral, cuyo objetivo es valorar los niveles de inteligencia emocional que poseen los estudiantes de la carrera de ciencias de la educación con mención en inglés de FAREM-Matagalpa. Este estudio utilizó el enfoque mixto, cuantitativo-cualitativo. Para fines de recolección de datos, se administró un test para estimar el nivel de inteligencia emocional dirigido a 25 estudiantes, considerados una unidad de análisis dentro de la estrategia de estudio de caso. El test estuvo compuesto por 30 enunciados en escala de tipo Likert. Para propósitos de análisis, se asignó un valor numérico y cualitativo a las respuestas. Los hallazgos generales indican que los estudiantes cuentan con habilidades emocionales que les permiten ser conscientes de sus objetivos y emociones para el aprendizaje del idioma inglés.

Palabras clave: Inteligencia Emocional (IE), Enseñanza de inglés, Educación superior, Capacidades de aprendizaje, Rendimiento lingüístico, Habilidad para hablar.

Abstract: The following article presents advances from a doctoral study; whose third objective was to assess the levels of emotional intelligence possessed by students majoring in teaching English as a foreign language, FAREM-Matagalpa. This study utilized the mixed method approach, quantitative-qualitative. For data collection purposes, a test to estimate the level of emotional intelligence was administered to 25 students, considered a unit of analysis within the case study strategy. The test consisted of 30 statements on a Likert scale. For analysis purposes, a numerical and qualitative value was assigned to the responses. The overall findings indicate that students have emotional skills that enable them to be aware of their goals and emotions for English language learning.

Keywords: Emotional Intelligence (EQ), English language teaching, Higher education, Learning abilities, Language performance, Speaking Ability.

INTRODUCCIÓN

Dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje de una segunda lengua, se presentan diferentes niveles en la capacidad de adquisición y dominio del idioma. Se presentan, por tanto, diferencias que permiten deducir que algunas personas aprenden más fácilmente y otras tienen mayor dificultad. Entre tantos factores que contribuyen al éxito en el aprendizaje de un segundo idioma, incluyendo la motivación, la actitud o los tipos de personalidad, parece que un factor importante que explica el éxito en el aprendizaje de idiomas es el grado de inteligencia emocional (I.E) que poseen las personas (Pishghadam, 2009).

A este respecto, Vygotsky (1979) enfatiza que el factor emocional condiciona de alguna manera el aprendizaje. Es decir que las emociones predisponen al estudiante a un tipo de respuesta o reacción, la que está vinculada a las memorias emocionales aprendidas en los distintos ambientes educativos en los que el estudiante ha sido participe.

En tal sentido, se debe reconocer que la educación, por muchos años ha puesto su epicentro en el desarrollo de los aspectos cognitivos, pero se conoce poco sobre las habilidades emocionales que poseen los estudiantes o adquieren en sus entornos de aprendizaje. Goleman (1998) explica que “la inteligencia académica o intelectual tiene que ver poco con la inteligencia emocional” (p.35). En otras palabras, los logros académicos no necesariamente indican que el individuo tiene la capacidad de afrontar y resolver problemas de la vida real de manera introspectiva o extrospectiva, sino que se requiere de otros elementos para la resolución de situaciones de la vida real.

Las investigaciones sobre la inteligencia emocional como campo de estudio en el aprendizaje de un segundo idioma, datan de la década de 1970, particularmente el idioma inglés en países donde es diferente a la lengua materna. Desde entonces, se ha incrementado el número de investigaciones para demostrar que la inteligencia emocional es importante, al igual que otras inteligencias, en muchos aspectos de la vida de las personas, y de modo significativo en el aprendizaje de una segunda lengua ( Abdolmanafi Rokni, SJ, et al., 2014).

Por ejemplo, en el aprendizaje de inglés, la motivación es fundamental para el desarrollo afectivo y efectivo del estudiante en la construcción de su propio aprendizaje y adquisición de autonomía dentro de su proceso de formación. Un estudiante cuando está motivado busca otras alternativas de aprendizaje, pone significado a lo que está a su alrededor, haciendo uso de sus capacidades y potenciales que le permitan superar sus dificultades (Gutiérrez, 2020).

El presente estudio tiene como propósito, indagar acerca del papel que tiene la inteligencia emocional I.E en el aprendizaje de un segundo idioma. Para tal efecto, se pretende valorar las habilidades emocionales que poseen los estudiantes de primer año de la carrera de Ciencias de la Educación con mención en Inglés de FAREM-Matagalpa, reconociendo que la inteligencia emocional es un elemento de valor en el aprendizaje del idioma inglés que enmarca otras dimensiones dentro de ella, y que existen pocas investigaciones que aluden a esta temática a nivel superior, especialmente en el ámbito de la formación docente en el contexto nicaragüense. La finalidad de este estudio es proponer acciones didácticas que mejoren el proceso de aprendizaje de inglés en la formación docente.

MARCO TEÓRICO

Aprender un segundo idioma puede considerarse una tarea difícil, agotadora y lleno de tensiones para algunos estudiantes, en particular, para los adultos en cuyo intento pueden presentarse grandes dificultades. En general, podría decirse que, para algunas personas, es fácil articular una lengua extranjera sin mayores inconvenientes, mientras que, para otras, siempre parecen fracasar o muestran pocos avances a pesar de todos los esfuerzos que realicen (Zarezadeh, 2013).

Los niveles de inteligencia juegan un papel importante en su aprendizaje del inglés; sin embargo, su éxito o fracaso no se limita únicamente al nivel de inteligencia. Recientemente, los psicólogos señalan otra vía que incluye la I.E en la educación. Según Goleman (1998), un distinguido y experto psicólogo en el campo de la inteligencia emocional, se puede atribuir el 80% de las razones de cualquier éxito a la inteligencia emocional, puesto que los factores afectivos juegan un papel relevante en el aprendizaje en general y en el aprendizaje de idiomas en particular (Goleman, 1998).

Los hallazgos de este estudio pueden ser de gran ayuda para los profesores. La instrucción de la inteligencia emocional permitirá a los alumnos débiles mejorar su comprensión y producción de emociones, comprender los sentimientos personales y de los demás, simpatizar con los demás y controlar el estrés (Ramírez, Espinoza, Esquivel, & Naranjo, 2020).

Existe una serie de metodologías que abordan específicamente cuestiones emocionales y psicológicas en el aprendizaje de un segundo idioma. Sin embargo, hasta ahora, pocos estudios han investigado el papel de la inteligencia emocional en el aprendizaje de lenguas extranjeras (Pishghadam, 2009). Debido a la escasez de investigaciones sobre I.E y aprendizaje de idiomas extranjeros, este estudio busca arrojar luz sobre la relación entre las inteligencias emocional y verbal y el éxito en el aprendizaje de un segundo idioma (GPA, lectura, escritura, habla y comprensión auditiva) (Salovey, Mayer, Goldman, Turvey, & Palfai, 1995).

El problema que da origen a este estudio es la escasez de evidencia acerca de la relación entre un docente con bajo nivel de I.E que no puede esperar incrementar la inteligencia emocional de sus alumnos. Se debe promover la inteligencia emocional de los docentes para que los alumnos aprendan mejor. Varios estudios de investigación (Ramírez, Espinoza, Esquivel, & Naranjo, 2020) indican que el sistema educativo actual se centra en los aspectos cognitivos y no en la mente emocional.

Teoría de la Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional no es un tema nuevo. Se basa en una historia de la teoría de la personalidad y la psicología social. Desde 1990, cuando se introdujo por primera vez la inteligencia emocional, se ha convertido en un término usual en psicología y se ha utilizado en muchos campos, incluidos la educación, los estudios de gestión y la inteligencia artificial (Ocaña, 2011). La historia de la inteligencia emocional comenzó con el significado de inteligencia social, entendida como la capacidad de empatizar con los demás y comportarse correctamente en las relaciones sociales (Zarezadeh, 2013).

La teoría de la inteligencia emocional fue desarrollada por primera vez por psicólogos como Howard Gardner, Peter Salovey y John Mayer durante las décadas de 1970 y 1980 (Mayer, Salovey, & Caruso, 2000). Gardner afirmó que las pruebas de coeficiente intelectual antiguas solo miden el lenguaje y la lógica, no otras habilidades, ya que sabemos que nuestro cerebro también tiene otros tipos brillantes de inteligencia (Gardner, 1983). Gardner discutió que los seres humanos tienen estas inteligencias, pero difieren en fortalezas y combinaciones de inteligencias. Dijo que todos ellos pueden ser alcanzados por el entrenamiento y la práctica. La inteligencia puede mejorarse mediante entornos y experiencias; es una capacidad innata del individuo.

La inteligencia emocional forma parte del gran grupo denominado inteligencias múltiples (IM). Gardner (1983) introdujo ocho tipos diferentes de inteligencia I.M en sus obras, a saber, inteligencia lingüística/verbal, inteligencia lógica/matemática, inteligencia musical/rítmica, inteligencia cinestésica/corporal, inteligencia espacial/visual, inteligencia naturalista, inteligencia interpersonal e intrapersonal (Gardner, 1983). Una de estas inteligencias fue la inteligencia personal (inter e intra) que luego se desarrolló como inteligencia emocional. Finalmente, en 1990 los psicólogos, Mayer y Salovey, basados en la visión de Gardner, desarrollaron e introdujeron el modelo completo de inteligencia emocional (Mayer, Salovey, & Caruso, 2000).

La inteligencia emocional es una combinación del término emoción e inteligencia (EQ). Las emociones son una de las tres clases fundamentales de operaciones mentales que consisten en motivación, emoción y cognición. Una persona de buen humor piensa positivamente y es productiva y viceversa. Por lo tanto, I.E significa que la emoción y la inteligencia están relacionadas entre sí ( Abdolmanafi Rokni, SJ, et al., 2014).

Relación entre Inteligencia Emocional y Aprendizaje de Idiomas

En el pasado, se ignoraba que las diferencias individuales como la I.E tuvieran un papel en la enseñanza y el aprendizaje de un idioma, pero los estudios revelaron que además del papel del CI, la I.E también puede tener un papel en este sistema (Zarafshan & Ardeshiri, 2012). Gardner (1993) explicó que, para comprender completamente la complejidad del proceso de aprendizaje de idiomas, debemos prestar atención a los mecanismos internos y las interacciones sociales interpersonales involucradas en este proceso.

Daniel Goleman (1998), el destacado portavoz de la I.E, sostuvo que aproximadamente el 80 % de la variación entre las personas en diversas formas de éxito que no se explica en las pruebas de coeficiente intelectual y pruebas similares puede explicarse por otras características que constituyen la I.E. Ha definido que la I.E incluye “habilidades como ser capaz de motivarse y persistir ante la frustración, controlar los impulsos y retrasar la gratificación; regular el estado de ánimo y evitar que la angustia altere la capacidad de pensar; subrayar y esperar” (1998, p. 34).

Los estudiantes que tienen puntajes de CI más altos se consideran más inteligentes, pero estudios recientes demostraron que la I.E puede ser más poderosa que el IQ ( Abdolmanafi Rokni, SJ, et al., 2014), es decir, que el efecto de las emociones en el aprendizaje puede ser positivo o negativo. Pero el efecto de la inteligencia emocional en la experiencia de aprendizaje es positivo y puede promover una buena conducta de estudio.

MATERIALES Y METODOS

En este estudio, se utilizó la investigación no experimental, bajo un enfoque mixto. Es decir, el fenómeno se trabajó sin manipulación alguna por parte del investigador. El método dominante fue el cuantitativo con incidencias de tipo cualitativo (Hernández, Fernandez, & Baptista, 2014).

La estrategia utilizada dentro de su diseño metodológico en esta investigación es el estudio de caso. El estudio de caso intenta comprender al sujeto que se estudia de manera holística dentro de su realidad. El estudio de caso cuenta con la flexibilidad de utilizar técnicas de recolección de datos cualitativos y cuantitativos (Yin, 1994). Esta investigación utilizó el estudio de caso intrínseco, con el fin de conocer el caso a profundidad de acuerdo con (Stake, 2005). Cabe mencionar que, este estudio intenta particularizar lo que ocurre al objeto investigado dentro de su contexto natural.

Los participantes en este estudio son estudiantes de primer ingreso en la carrera de licenciatura en ciencias de la educación con mención en inglés que iniciaron sus estudios en el primer semestre del año 2021, en una sede de UNAN-Managua, de nombre FAREM-Matagalpa. En esta etapa de investigación, los estudiantes finalizaban su segundo año de estudio. Por consiguiente, la elección del caso se justifica en los siguientes criterios: facilidad para acceder al grupo de estudiantes, bajo estudio, posibilidad de establecer buena relación con los informantes y de tal manera, obtener una comprensión completa de la realidad que los participantes viven. Cabe resaltar que para esta etapa de la investigación se contó con la participación de 25 estudiantes (9 mujeres/16varones) de un grupo que inició con 42, de los cuales 17 se han retirado de la carrera.

La técnica de recolección de datos implementada fue la aplicación de un test de inteligencia emocional, con el fin de conocer el nivel emocional que poseen los estudiantes. El instrumento diseñado fue un test compuesto por las dimensiones: inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal, bajo las siguientes subdimensiones: autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía y habilidades sociales. Estas subdimensiones correspondían a los siguientes indicadores: confianza, autoevaluación, consciencia, confiabilidad, autocontrol, apertura, motivación instrumental, motivación integradora, comprensión y manejo de conflictos. Cada uno de estos indicadores cuenta con sus respectivos descriptores.

El test de inteligencia emocional contenía 30 descriptores en escala de tipo Likert (ver anexo A). El test de IE fue construido utilizando como base los siguientes tres test validados, estandarizados y, este fue adaptado al aprendizaje del idioma inglés bajo:

  1. 1. Escala Rasgo de Metaconocimientos sobre Estados Emocionales, basado en Trait Meta – Mood Scale de los investigadores de Salovey y Mayer (1995) compuesto por 48 preguntas, versión en inglés.
  2. 2. Versión en español de test de Salovey y Mayer, compuesto por 24 preguntas, por los autores Fernández Berrocal, P.; Alcaide, R.; Domínguez, E.; Fernández-McNally, C.; Ramos, N. S.; Ravira, M. (1998).
  3. 3. Test de inteligencia emocional elaborado por José Andrés Ocaña (2011) en su libro “Mapas mentales y estilos de aprendizaje” (Ocaña, 2011).

El test de I.E fue validado por expertos en el área de psicología y revisado por docentes de inglés y educación, pilotado con un grupo con características similares para fines de mejora antes de ser aplicado al grupo meta. El test fue sometido a un análisis de validez y confiabilidad en el software SPSS, usando el coeficiente de alfa de Cronbach, el cual resultó de 0.882, lo que indica que la fiabilidad de los ítems examinados es “buena”.

Se utilizó el formato de Google forms, el cual se compartió a través del grupo de WhatsApp. Se recolectaron los datos obtenidos de Google formularios, generando una base de datos de Excel para su análisis estadístico. Se realizó un análisis descriptivo para las variables de estudio, determinando frecuencias y porcentajes. Para procesar la información y generar los gráficos, se utilizó el programa Microsoft Excel 2017 y SPSS.

Para tal fin, se asignó un valor aritmético a los niveles de escalas de frecuencia de Likert. Luego, se realizó una sumatoria final entre las respuestas seleccionadas y las escalas. Esto permitió colocar las puntuaciones de acuerdo con sus niveles y su valor cualitativo para conocer los niveles de inteligencia emocional de los participantes.

A continuación, se presenta la información anteriormente explicada:

Tabla 1
Valor numérico y cualitativo de test de inteligencia emocional




RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A continuación, se presentan los datos obtenidos de la administración del test de inteligencia emocional.


Figura 1
Información obtenida en test de inteligencia emocional

Figura 2
Nivel alcanzado de I.E

Fuente: Elaboración Propia

Según datos de la figura 1, el 76% de los estudiantes de FAREM-Matagalpa que tomaron el test alcanzaron un nivel de inteligencia emocional considerado alto, lo que, de acuerdo a descriptores propuestos en este estudio, los estudiantes cuentan con las habilidades emocionales que le permiten ser consciente de sus objetivos y emociones. Su capacidad de comunicación es satisfactoria con las personas que le rodean y poseen una alta estima de sí mismos.

Dewaele (2018) opina que las emociones positivas son de mucha consideración para alcanzar un aprendizaje significativo (citado en Méndez, 2022). Hay que reconocer que “una persona considerada emocionalmente inteligente posee las habilidades necesarias para afrontar diversas situaciones estresantes con más éxito que aquella que no lo es” (Méndez, 2022).

A este respecto, Zarezadeh (2013) condujo un estudio con 330 estudiantes de literatura inglesa e inglés como lengua extranjera, la autora encontró que la inteligencia emocional juega un papel fundamental en la habilidad del habla. Ella enfatiza en el papel de la inteligencia intrapersonal e interpersonal en el estado de ánimo que tienen los estudiantes al momento de comunicarse.

Fredrickson (2001) en su teoría sobre las emociones positivas, explica que existen ciertas emociones positivas que facilitan el descubrimiento de nuevos conocimientos. En el aprendizaje de inglés, por citar un ejemplo, se requiere de una inversión de fortalezas personales del aprendiz para ampliar la acción mental (citado en Kushkiev, 2019).

Por otro lado, en este estudio, el 24% de los estudiantes alcanzaron un nivel medio, lo que significa según descriptores propuestos, los estudiantes poseen habilidades emocionales cerca de lo deseable o considerado nivel de inteligencia emocional alta. Es decir, ellos manejan sus emociones, tienen buena comunicación con las demás personas, conocen mucho de lo que piensa, comprenden cómo se sienten los demás y mantienen buenas relaciones con ellos.

La adquisición de emociones positivas en la educación superior, de acuerdo con Luy-Montejo (2019) proveen a los estudiantes con “la capacidad para establecer interrelaciones positivas con los compañeros, la capacidad de resolución de incidentes, el trabajo cooperativo, la apertura y deseo al cambio o el pensamiento basado en la innovación” (citado en Gutiérrez, 2020, p.19).

Hasta este momento cabe mencionar que, de los 6 estudiantes que alcanzaron un nivel de inteligencia emocional medio (ver anexo B), de acuerdo con Roa (2022), ellos obtuvieron un nivel de dominio lingüístico básico A1 en el test diagnóstico de las habilidades del idioma inglés, el cual se llevó a cabo en la primera etapa de esta investigación, lo que podría indicar de alguna manera que, estos estudiantes están en proceso de alcanzar las habilidades emocionales consideradas altas y un mejor desempeño lingüístico en lo correspondiente a las habilidades del idioma inglés (Roa, 2022).

En relación con lo antes expuesto, Krashen (1983) en su hipótesis de orden natural, el autor explica que en la adquisición de un idioma existen procesos considerados naturales, que suceden en un orden determinado, por ejemplo, las estructuras y las reglas gramaticales (citado en Kushkiev, 2019). Con base en esta hipótesis, se puede inferir que los estudiantes alcanzaran mejores niveles de inteligencia emocional y desempeño lingüístico a medida que ellos interactúan con aprendizajes superiores, que requieran de otras habilidades tanto emocionales como lingüística.

Para finalizar este apartado, vale reconocer el aporte de Krashen (1983) en su hipótesis sobre filtro afectivo, en la cual el autor explica que el estado de ánimo de un aprendiz puede influir de modo positivo o negativo en el aprendizaje. El autor enfatiza que los factores emotivos pueden bloquear la entrada de información lingüística, influyendo negativamente en el aprendizaje o adquisición del idioma (citado en Kushkiev, 2019).

Kushkiev (2019) opina que la hipótesis de filtro afectivo acuñada por Krashen, debe tomarse en cuenta para reconocer la importancia que tienen las emociones en el aprendizaje de inglés, reconociendo que estas juegan un papel preponderante en los niveles intrapersonal e interpersonal. En el aprendizaje de inglés usualmente se enfatiza en el uso del método comunicativo, el que requiere de trabajo colaborativo, en la cual participante reconoce sus capacidades internas y las facultades para compartir conocimiento con otros miembros del grupo (Kushkiev, 2019).

En general, los hallazgos en este estudio indican que los estudiantes tienen la capacidad de ser seres racionales y conscientes en lo que piensan. También, ellos cuentan con la capacidad de reconocer sus fortalezas o debilidades. En el aprendizaje del idioma inglés es vital cuando el estudiante reconoce desde su propia iniciativa que necesita ser responsable y autónomo en su aprendizaje.

Así mismo, se encontró que los estudiantes cuentan con la suficiente motivación como para tomar decisiones y ejecutar acciones que les permiten crecer en el aprendizaje de inglés de manera independiente. Ellos cuentan con la empatía que les asegura entablar buenas relaciones con sus compañeros y con las habilidades sociales para relacionarse con otros. En tal sentido, en el aprendizaje de inglés es esencial crear redes de aprendizaje entre compañeros y otros usuarios de este idioma para ejercitar las habilidades de comunicación.

Para finalizar, en el contexto actual, UNAN-Managua ha adoptado el modelo por competencias, el que tiene dentro de sus tres elementos la dimensión actitudinal. Por tal situación, fue de gran valor conocer los niveles de inteligencia emocional de los estudiantes con el fin de reconocer las emociones que se ven manifestadas en las actitudes y conductas del individuo. No cabe duda que la parte afectiva se pone de manifiesto por medio de las emociones y desprende una predisposición favorable o adversa a lo que sucede dentro y fuera del ecosistema de aprendizaje de un idioma extranjero.

CONCLUSIONES

Los resultados descritos muestran la relación positiva entre la inteligencia emocional y los resultados de aprendizaje en lenguaje de los estudiantes. Estos hallazgos significan que si mejoramos la inteligencia emocional de los estudiantes podemos esperar mejores resultados en su proceso de aprendizaje de una segunda lengua, por otro lado, los estudiantes con inteligencias emocionales más altas pueden tener más éxito en sus competencias académicas y en sus vidas individuales.

Sobre la base de los resultados de este estudio, se puede afirmar que la inteligencia emocional afecta el aprendizaje del idioma inglés. Como descubrió el investigador, la inteligencia emocional desempeñó una función efectiva en la habilidad para hablar. Los hallazgos también han demostrado que existe una correlación significativa entre la inteligencia emocional y las habilidades de lectura y escritura.

La relación entre el aprendizaje de un segundo idioma y las competencias emocionales no es sorprendente dada la naturaleza de las clases de inglés en situaciones de lengua extranjera. El manejo del estrés, el estado de ánimo general y la adaptabilidad se encuentran entre los aspectos que pueden ayudar mucho a los estudiantes de idiomas.

Los hallazgos de este estudio pueden servir como recomendaciones a los instructores para modificar los métodos que pueden ser apropiados para los estudiantes y su nivel de inteligencia emocional y también pueden ayudarlos a seleccionar materiales didácticos apropiados para estudiantes con diferentes habilidades. De acuerdo con lo anterior, los educadores deben ser conscientes de las inteligencias emocionales de sus alumnos porque cuando un maestro tiene una imagen de las fortalezas y debilidades de sus alumnos en diferentes áreas de inteligencia, puede ayudarlos a descubrir y desarrollar sus capacidades intelectuales.

Además, se espera que los profesores de inglés estén familiarizados con el concepto, esforzándose primero por aumentar sus propias competencias emocionales y luego por mejorar la inteligencia emocional de sus alumnos. Los desarrolladores de materiales deben incluir técnicas que presten más atención a los factores emocionales, lo que lleva a los alumnos a un mayor autodescubrimiento y al descubrimiento de los demás.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Abdolmanafi Rokni,

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