Perspectivas del Desarrollo Perspectivas del Desarrollo
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Año 6/No 1/ Octubre, 2021
ISSN: 2414-8903 Línea
NOTAS PARA UNA CIENCIA
DEL DESARROLLO HUMANO
PhD. AUGUSTO SERRANO LÓPEZ
1
PhD. ALFREDO STEIN HEINEMANN
2
“No hay riqueza, no hay libertad consolidada,
no hay prosperidad nacional donde no hay
espíritu público; y, es imposible la existencia
del espíritu público donde no hay ilustración
que lo forme, dirija o sostenga”.
JOSE CECILIO DEL VALLE
DOI: 10.5377/rpdd.v6i1.12449
Recibido: agosto, 2021 Aceptado: septiembre, 2021
RESUMEN
La cuestión de fondo
C
onsideramos que el discurso generalizado sobre el desarrollo humano es un cajón
de sastre: es inmenso, es heterogéneo y está desarticulado. Se supone que todo
ha de estar en relación con todo (y se recurre al “efecto mariposa”), pero la relación
sólo parece de proximidad: es la relación que les da a todos los términos y temas
sobre desarrollo el amontonamiento en el cajón que los contiene. Es el resultado de
una descripción que pretende exhibir todo lo que hay en el ancho mundo, información
sobrecogedora y agobiante por su amplitud que rebasa la capacidad de análisis por
la heterogeneidad de los elementos recogidos (la mayoría sin denición propia). Y,
encima se nos asegura, como para garantizar que de desarrollo humano se trata, que,
en el centro, está el ser humano.
3
1Profesor Emérito de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y profesor visitante de la
Universidad Complutense de Madrid, auserloz@yahoo.com, Orcid:https://orcid.org/0000-0002-6453-906X.
2Profesor de la Universidad de Manchester, Inglaterra y colaborador con el Doctorado de Desarrollo Humano de
la UNAH, alfredo.stein@manchester.ac.uk, Orcid:https://orcid.org/0000-0001-5952-8262.
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Es verdad: el ser humano aparece ahí despistado como individuo en el cajón
como uno más de los elementos dispersos: la globalización, el Estado nacional
venido a menos, la sociedad civil nueva protagonista, la esfera pública ninguneada y
menospreciada, el mercado todopoderoso exigiendo sacricios, multitud de nuevos
agentes sin nombre, los nuevos algoritmos de la nanciarización, los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
el cambio climático, la necesidad de un gobierno mundial y, ¡cómo iba a faltar dentro
de este sumarial!, la necesidad de un ética universal que haga el milagro y nos haga
entrar a cada uno de nosotros individualmente en razón ya que, al haber desistido de
los grandes relatos y de las propuestas omnicomprensivas, no quede otra opción.
Que nos haga entrar en razón, porque toda esa dispersión viene acompañada
de una sensación derrotista de que “lo que viene nadie lo detiene”: el futuro se ve
como necesario, se ve como “nueva normalidad” y que sea tan parecida como sea
posible a lo que teníamos antes de la llegada del virus. Porque ya se está anunciando
desde el FMI el subidón, la rapidez y aceleramiento del crecimiento económico que
van a dar los países tan pronto se llegue a la protección de rebaño contra este virus
que ha venido a entorpecer un estado de cosas que ya se daba por denitivo y sin
enemigo a la vista.
De modo que los mensajes tienen un sentido aparentemente racional y
prudente: hay que aprender a adaptarse en todo a supervivir de la mejor manera
posible, aprender a estar “disponibles” para lo que el mercado mundial nos exija,
convertirnos junto a otros capitales, en “capital humano”, grado de adaptación que
sería en el futuro el índice de desarrollo humano alcanzado por una sociedad.
4
3“El desarrollo de las sociedades no puede ser considerado únicamente en torno a dimensiones cuantitativas-productivas.
El concepto de desarrollo humano, elaborado y difundido principalmente por el PNUD, supone que solo puede hablarse de
auténtico desarrollo cuando el entorno social permite que los seres humanos hagan realidad sus potencialidades como personas”
(Gómez Galán, M.: La nueva sociedad global y sus necesidades. ¿Un cambio de rumbo en la cooperación al desarrollo?
CIDEAL. Madrid 2001; Págs. 29-30). Véanse los Informes de Desarrollo Humano del PNUD desde 1990 que año con año le fue
añadiendo alguna nueva dimensión del desarrollo, informes a los que ya alguien criticó como recogida de información mundial
a los que la unidad se la daba la grapa, porque se mezclaban informes de desarrollo de determinados campos con informes que
sí podrían entenderse como de desarrollo humano.
4 Para mayor comprensión sobre algunos de estos debates véanse autores y trabajos como: Stiglitz, J.: Caída libre. Taurus.
Madrid 2010; Swyngedouw, E. y Heynen, N. C.: Urban Political Ecology, Justice and the Politics of Scale. Antipode, vol. 35 (5):
898-918, 2004 https://doi.org/10.1111/j.1467-8330.2003.00364.x Swyngedouw, E.: ¡La Naturaleza no existe! La sostenibilidad
como síntoma de la planicación despolitizada, Urban p.41-66, 2011.; Tapia, J.L.: El egoísmo racional de los empresarios.
16 marzo 2018. ILE, Perú. https://ile.pe/el-egoismo-racional-de-los-empresarios/ Tegmark, M.: Leben 3.0: Menschen sein im
Zeitalter Küsntlicher Intelligenz. Ulstein, Berlin 2017. World Bank. World Development Report 2011: Conict, Security, and
Development. Washington D. C. World Bank, 2011. Yong, E: How the Pandemic defeated America: A virus has brought the
world’s most power country to its knees. The Atlantic, September 2020. https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2020/09/
coronavirus-american-failure/614191/?fbclid=IwAR0AeIEHmUZhB5vnGISFHD5VAbdejJRbh5j5nu4hn1rSYM4ZBsscZ32P
2nw Zuboff, S.: Das Zeitalter der Überbachungskapitalismus. Campus, Frankfurt y New York, 2018. Zucman, G.: La riqueza
oculta de las naciones. Pasado y Presente, Barcelona, 2014.
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No nos extraña que el ser humano, al verse rodeado de tantos trastos alrededor
ahí dentro del cajón no sepa a qué atenerse. Su perplejidad ha de ser inmensa. Porque,
si estos son los que creen en el desarrollo humano y tratan de realizarlo, ¡qué dirán
del desarrollo humano los otros: aquellos que depositan su alma en la mano invisible
del mercado y ven el bienestar social en una economía en crecimiento acelerado y
expansivo! Así más que cajón de sastre, pareciera un desastre de cajón.
La postura crítica
Somos herederos de una larga tradición que se atreve a mirar bajo la supercie
de las cosas hurgando «bajo tierra», que atiende y respeta los latidos de lo que pulsa
por existir y por salir a la supercie, por más que lo puesto e impuesto trate por todos
los medios de impedirlo; que, en n, sabe que la esencia humana no se agota en lo
que hay, porque su contingencia, si no garantiza formas determinadas en el futuro,
garantiza al menos la aparición de nuevas formas de vida yendo a la raíz. Es la raíz de
las cosas la que nos ha hecho ver que por encima de las posturas políticas, religiosas
y éticas, asoma siempre lo humano como algo que no se deja reducir a etiquetas ni
se agota en particularidades, algo que permite mantener la esperanza de que sapiens
entrará como especie algún día en razón, se verá a sí mismo como lo que en esencia es
y decidirá comenzar a vivir en paz, a dedicar lo mejor de sí para aprender a convivir
con los demás y con el resto de las criaturas del mundo, consciente de que su suerte
no está echada, que puede decidir seguir la senda del desarrollo humano que lo
dignique y le permita desplegar su potencial en composibilidad con todos los demás
y con todas las demás criaturas de esta hermosa Tierra.
Pero no solo somos conscientes del modo cómo se suele hablar del desarrollo
humano, sino también del momento que estamos viviendo:
a) Estamos en una fase del capitalismo en el que éste ha generado hasta tal punto sus
propios supuestos, «se ha puesto sobre sus pies» y ha subordinado a su ley tantas
y tan importantes relaciones que ha logrado convertir al planeta entero con toda
su variedad y riqueza (tierras, aguas, aires, ora y fauna, subsuelo y atmósfera) en
recurso (todo puede ser insumo) y a la humanidad en su conjunto en ejército laboral
de reserva al menos como futuro consumidor (absolutamente disponible, en tanto la
mediación cientíco-tecnológica que también se ha apropiado, le permite determinar
los procesos laborales, su forma, su ritmo, su cuantía y su sentido irracional que no
tiene en cuenta ni la suerte de la vida ni de la tierra), de donde se deriva tanto el
deterioro ambiental y el cambio climático, por un lado, cuanto la precariedad laboral y
la desigualdad social por otro; fenómenos concomitantes y mutuamente dependientes
que son ambos el resultado de esta forma concreta de reproducción de las condiciones
de existencia cuya orientación es la competencia mundial del mercado y la meta es la
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máxima valorización posible del capital, la ganancia.
b) Esta competencia no permite la transparencia. De ahí la verdadera «invisibilidad»
de la mano del mercado que se basa en la capacidad y habilidad de diseñar las más
ingeniosas estratagemas para ganar, engañar y, de ser posible, eliminar al contrincante.
Esta competencia ciega no da tregua y menos aún garantiza la trascendencia y
sostenibilidad, pues se trata de llegar cuanto antes a concretar, sin consideraciones
con el ser humano ni con la naturaleza, la realización de la mercancía: Time is
Money. Manifestaciones ambas del fenómeno social que Marx describiera como «el
fetichismo de la mercancía y su secreto».
c) Por tanto, se trata de caminar lo más sutilmente posible dentro de la espesura
y densidad de este momento histórico, transitando por los cambios que se están
produciendo en el mundo del trabajo y en los efectos del cambio climático, recogiendo
cuantas manifestaciones (fenómenos) sean necesarias `para dilucidar con precisión
el alcance y lo límites de la estructura dominante y así poder discernir también
nuestras posibilidades de respuesta. Respuesta real que sabemos que la hay, porque
lo que hoy tenemos es contingente. Dos dimensiones, repetimos, que mutuamente
se condicionan: el cambio en las formas de la reproducción de las condiciones de
existencia (signadas por el cambio en las formas del trabajo y de la producción) y el
cambio en las relaciones de los seres humanos con la Tierra (signadas por el cambio
climático).
d) Pero esto exige un nuevo modo de ver y mirar las cosas en su opacidad y en
su complejidad. Una mirada que queremos explicitar previamente; mirada que sea
capaz de recoger fenomenológicamente tantas manifestaciones (fenómenos) de estos
modos de ser y de hacer que nos envuelven cuantas sean posibles, que se ja, ante
todo, en la mutua relación de todo con todo; y una mirada crítica de lo inventariado
capaz de llevarlo a límite, para ver lo que da de sí: su alcance y sus límites, esto es, lo
que desde ahí se puede proyectar como alternativa.
5
5“Las relaciones sociales que se establecen entre sus trabajos privados aparecen como lo que son: es decir, no como relaciones
directamente sociales de las personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales (sachliche! e.d. con carácter de cosas)
entre personas y relaciones sociales entre cosas.” «Según esto, a los propietarios de las mercancías, sus mutuas relaciones se
les aparecen como relaciones materiales (sachliche! e.d. con carácter de cosas) entre personas y relaciones sociales entre cosas.
Parecen ser eso. Pero, de hecho, se trata de una manera determinada de ver la realidad social. Es la manera de ver del observador,
que mira y que considera que lo que él ve de esta manera es lo que verdaderamente es. Según Marx, resulta diferente la manera
de ver estas relaciones mercantiles, cuando uno toma en cuenta que no es solamente observador, sino que es una persona viva
que vive en el interior de estas relaciones mercantiles. Esta persona puede ahora vivir lo que las relaciones mercantiles no
son. Vive lo que no son, es decir, «relaciones directamente sociales de las personas en sus trabajos». De ahí se deriva la forma
bajo la cual Marx quiere ver la realidad: lo que no es, es parte de la realidad que se ve y se vive. Entonces, la relación con la
realidad puede ser una relación real, solamente si muestra siempre lo que no es. Lo que no es, es lo ausente. Pero la ausencia
que penetra lo que está presente y que parece ser lo real, es también una presencia, pero una presencia que es ausencia presente.
Hasta puede gritar y el ser humano que sufre esta ausencia, puede acompañar este grito de la ausencia. Eso es el centro de lo
que Marx reconoce como situación de clase: una clase dominante, que niega esta ausencia y legitima de esta manera su lucha
de clases desde arriba y una clase dominada y reprimida, que sufre esta lucha de clases y que entonces se levanta con una lucha
de clases desde abajo en nombre de lo que no es y por eso también en nombre de lo que todavía no es». (Hinkelammert, F: Die
Marx’sche Dialektik und der Humanismus der Praxis» In: Sozialismus.de. Heft 9 (September) 2018.Supplement: U. Duchrow
y F. Hinkelammert VSA: Verlag Hamburg, pág. 31).
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Con esto, estaríamos dando un paso epistemológico que posiblemente no sea
revolucionario, pero tiene algo de rompedor al ir «contra los usos» de la tendencia
«normal» (Kuhn) del paradigma de la ciencia actual, por lo que es explícitamente
novedoso y generador de alternativas, en la medida en la que hemos tomado como
categoría central omnipresente la categoría de relación y como categoría rompedora
hacia el futuro la nueva categoría de composibilidad.
6
Nuestra búsqueda
Por esa razón, desde hace ya más de diez años, venimos sondeando,
analizando críticamente los discursos en torno al desarrollo en general y en torno
al desarrollo humano en particular con la convicción de que, de muchas maneras
y desde hace ya más de 70 años se viene roturando un campo sobre el desarrollo y
sobre el desarrollo humano con aportes de toda índole: desde quienes han banalizado
el término “desarrollo humano” para adornar sus discursos, a quienes han tomado en
serio el tema y han hecho aportes de gran valor teórico y práctico , pero que no se ha
dado el salto a la construcción de una teoría cientíca propia del Desarrollo Humano
con su propios conceptos, lenguaje propio y metodologías propias.
7
6 Composibilidad, un concepto leibniciano que viene a decir que nada es realmente posible, si no lo es junto a otros posibles.
Es categoría del mundo de la contingencia. Cuando Leibniz arma que lo contingente es aquello cuyo opuesto sigue siendo
posible, avisa algo fundamental: que nada real es necesario, pero que lo posible y alternativo no podrá serlo nunca aisladamente,
sin contar con otros posibles que podrán llegar a ser sus opuestos. (Véase: Serrano López, A.: Relativität und Kompossibilität.
Interpretationen zu Leiniz’ Metaphysik. Darmstad 1968).
7 Véanse al respecto varios de nuestros trabajos sobre estos temas:
-Serrano López, A./Stein Heinemann, A.: Re-construyendo la ciudad: El espacio público como lugar de simetría, diálogo y
trascendencia. Publicaciones Universidad de Alicante y Editorial Universitaria UNAH, Alicante y Tegucigalpa, 2019.
-Serrano López, A.: Ciencia para el desarrollo humano. OEA. Rev. LOTERÍA, nº 471.72. Panamá, 2007
-Serrano López, A.: Migrando sobre la esfera: pensar el desarrollo en la globalización desde América Latina. UNAH.
Tegucigalpa 2009.
-Serrano López, A.: Un lugar para las utopías o los caminos de la razón negativa, en: La esperanza en el presente de América
Latina. DEI. San José. 1983
-Serrano López, A.: Utopía https://www.pensamientocritico.info/articulos-1/otros-autores2/utopia.html
-Serrano, López, A.: Reexiones acerca del desarrollo Humano Sostenible. Paraninfo, nº 19; Tegucigalpa 2001.
-Serrano, López, A.: Relativität und Kompossibilität. Interpretationen zu Leibniz´ Metaphysik. Darmstadt,1968.
-Serrano, López, A: Por los caminos de la ciencia: Una introducción a la epistemología política. UPN. Tegucigalpa 2010.
-Stein Heinemann, A.: Urban poverty, social exclusion and social housing nance. Lund University, Lund, 2010.
-Stein, A y Moser, C. Asset Planning for Climate Change Adaptation: Lessons from Cartagena, Colombia. Environment and
Urbanization. 26 (1):166-183. 2014. https://doi.org/10.1177/0956247813519046
-Stein, A, Moser. C y Vance, I: Planicación de Adaptación de Activos al Cambio Climático (PACC) en Barrios Populares
de Tegucigalpa, Honduras. Nordic Development Fund, Inter American Development Bank, University of Manchester. IDB.
Washington D.C., 2018. https://publications.iadb.org/en/asset-planning-climate-change-adaptation-poor-neighborhoods-
tegucigalpa-honduras
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Los discursos, las posturas políticas, los proyectos a los que se les da el nombre de
desarrollo humano siguen siendo de lo más diverso y confuso. Nuestros trabajos van
encaminados a ver la posibilidad de construir esa ciencia del desarrollo humano que
lo circunscriba como campo categorial propio, como objeto bien denido desde el
que poder analizar, comprobar y medir de manera able y vericable el grado de
desarrollo humano alcanzado por una sociedad y no simplemente como la suma de la
cantidad de prendas nuevas con que se ha enriquecido.
Para una ciencia del desarrollo humano
Después de la Segunda Guerra Mundial y por diversas razones, se dio en
hablar de desarrollo y en iniciar procesos de desarrollo que, en general eran proyectos
de desarrollo económico capitalista o socialista según vinieran de un lado o del otro
del Telón de Acero que había generado la Guerra Fría. Con el tiempo apareció el
desarrollo, sobre todo desde el PNUD con el adjetivo de humano, “desarrollo
Humano” y no pasó mucho tiempo sin que tuviera que ir acompañado el desarrollo
humano con el adjetivo “sostenible” que le había conseguido el Informe Bruntland
como “desarrollo humano sostenible”. Lo importante es que se trataba de una idea o
un título, el del “desarrollo sostenible”, que servía para justicar y aprobar proyectos
y actividades de la más diversa índole, cuando se creía que, con ellos, se estaba
distribuyendo el bienestar material y las libertades por el mundo.
8
Las disciplinas
cientícas que esporádicamente hablaban de esto eran la Economía (como desarrollo
económico que se daba por conseguido, si había crecimiento y que era sostenible,
si ese crecimiento duraba), la Sociología (como desarrollo social que se daba por
conseguido si diversos grupos de población del campo y la ciudad reducían en varios
puntos sus niveles de pobreza y exclusión de manera sostenible) y la ciencia Política
(como desarrollo político que se daba por conseguido si funcionaban los tres poderes
del Estado y si había elecciones cada cuatro años y era sostenible, si las elecciones se
asumían en la sociedad como lo normal),
9
pero sin denir el desarrollo humano como
algo diferente de cualquier otro tipo de desarrollo llevado a cabo por seres humanos.
8Véase: Serrano L. Augusto: Ciencia para el desarrollo humano. OEA. Rev. LOTERÍA, nº 471.72. Panamá, 2007
9Hubo una época después de la Segunda Guerra mundial en la que ese desarrollo se creía estar logrando en un
país, por ejemplo, de África, cuando se le confería su independencia nominal y se le había dibujado en el mapa
unas fronteras (que nada tenían que ver con lugares donde por milenios vivieron grupos humanos), se habían
formado partidos políticos a la usanza del norte, se les había congurado una bandera, un escudo y se les había
regalado un himno nacional (había empresas en Europa dedicadas a producir himnos nacionales). Muchas de las
guerras de los años posteriores fueron el resultado de estos tipos de “desarrollo”.
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Se estaba haciendo desarrollo y no eran necesarias mayores explicaciones
cientícas de lo que se estaba haciendo. Se habían creado agencias de desarrollo,
(no hacía falta añadir lo de “humano”, ¿pues no era claro que eran los humanos
quienes lo hacían?), proyectos de desarrollo, métodos de desarrollo y hasta tratados
que parecían una lógica del desarrollo humano como aquel famoso “Marco Lógico”
que se convirtió en manual de aprendices de agentes del desarrollo y, sobre todo, de
“expertos de desarrollo”. Fue tan abrumador el uso del término “desarrollo” que,
salvo algunos autores como Bruntland, Goulet o Sen que quisieron precisar algo
sobre lo que este desarrollo era, se siguió creyendo que, como se hacía desarrollo, se
sabía lo que era desarrollo humano.
Pero no había ni hay “ciencias del desarrollo humano” y por no haber ni
siquiera hay todavía una ciencia particular que sea ella “Ciencia del desarrollo
humano”. Porque hasta donde nosotros hemos buscado, no hay ciencias cuyo objeto
preciso y especíco sea el desarrollo humano. Y adelantamos una hipótesis: las
ciencias que hoy tenemos ni siquiera tienen formas conceptuales propias para hablar
de desarrollo humano: carecen del lenguaje-objeto para ello.
Veamos esto detenidamente.
Si asumimos que, al decir “desarrollo humano” estamos diciendo algo
diferente que al decir simplemente “desarrollo” o “desarrollo económico” o
“desarrollo industrial” o “desarrollo rural” o “desarrollo urbano”, entonces hay
que precisar de qué hablamos y de qué hablaría una ciencia cuando hablamos de
“desarrollo Humano”.
Si entendemos que la economía, la industria, la agricultura son procesos
que cada uno a su modo cambian y se desarrollan, diríamos que la Economía, la
Agronomía, la Tecnología son disciplinas cientícas del desarrollo de sus respectivos
objetos y así llegaríamos a poder decir que, dado que los objetos de las ciencia son, en
general, objetos reales que cambian y se desarrollan, toda ciencia es a n de cuentas
“ciencia del desarrollo” y como ese desarrollo lo hacen los seres humanos y en la
mayoría de los casos buscando el bienestar de los seres humanos, todo desarrollo es,
de por sí, desarrollo humano, con lo que saldrían sobrando mayores explicaciones.
¿”Desarrollo humano” puede ser objeto de tratamiento cientíco propio y
especíco o, por el contrario, sólo podemos llamar “Desarrollo humano” lo que “de
bueno” (¿?) creemos estar rescatando por separado desde cada una de las ciencias
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particulares y que, al n, logramos colocarlo todo junto como en amplia estantería sin
otra unidad que la que le da la estantería o, si de papeles se trata, de la unidad que les
da la grapa? ¡Eso no sería una denición de desarrollo humano! No daría por tanto
lugar a una ciencia propia, sino a una especie de cajón de sastre donde van entrando
cuantas mercaderías (ideas) van llegando y se da por denición de desarrollo humano
sostenible la suma de lo que ingresó al cajón.
Si la Biología ha sido capaz de estudiar como objeto todas y cada una de las
especies animales y de las especies vegetales, ¿No hay una posible ciencia que se
atreva a dar cuenta y razón de la Especie Humana como especie que se desarrolla
en el tiempo y no sólo como desarrollos y aportes particulares de lo que esa especie
va haciendo: lo que suelen hacer la Sociología, la Psicología, la Pedagogía, la
Historiografía, la Ciencia Política, la Economía, la Lingüística, la Ciencia de la
Comunicación, la Jurisprudencia, la Etnología, la Antropología, la Arqueología, la
Paleontología como ciencias particulares?
Por supuesto que es a través de estas ciencias particulares que hemos podido
llegar a conocer en parte lo que el ser humano es como especie viva diferente. Pero,
aún si aceptáramos que lo que, por n, hemos detectado de lo que es la esencia
especícamente y diferencialmente humana fuese la integral de todo lo que desde
esas ciencias hemos logrado, nuestro estudio no sería sobre esas ciencias, sino, a lo
sumo, sobre lo que esas ciencias nos dicen del ser humano como especie diferente.
Es diferente un estudio del mundo real desde la Física (eso es hacer Física,
hablar sicalmente del mundo) y otra cosa muy diferente sería un estudio sobre la
Física como disciplina cientíca, esto es, un estudio epistemológico que pretende dar
cuenta y razón de esa disciplina y lo que de ella como ciencia podemos esperar.
Cosa parecida es la diferencia entre un estudio sobre las ciencias desde las
que se puede cooperar al desarrollo humano (casi desde todas) y el estudio sobre
desarrollo humano desde una ciencia que tenga por objeto el desarrollo humano
como proceso diferente e identicable.
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Creemos que es posible construir un “cierre categorial”, en términos de G.
Bueno,
10
un campo de estudio sobre “desarrollo humano” con el lenguaje apropiado
o lenguaje-objeto, conceptos propios denidos, metodologías apropiadas, por más
que se nutra de otras ciencias.
Ello supondría que se dispone de una denición de desarrollo humano
conseguida desde allí donde se gestó: de la diferencia entre los procesos de
hominización y de humanización y, si hay ciencia del proceso de hominización,
debería poderla haber del proceso de humanización, ciencia que entendería a cada una
de las ciencias existentes como las grandes mediaciones cientícas de apropiación
particular del mundo y de las que debería nutrirse para poder llegar a circunscribir
con precisión la red de relaciones especícas que denen y conforman la esencia
diferencial y especícamente humana. Esta es nuestra meta. En eso estamos.
11
La búsqueda de la esencia humana por medio de la Antropología
“Hay una dialéctica que está en los cambios de la naturaleza y de las sociedades,
que crean nuevas formas de realidad a partir de lo que les contrapone. Formas nuevas de
ser el mundo y de estar en el mundo, en las que las contraposiciones se van superando.
Es decir, donde la Naturaleza, transformada por la actividad humana, desenvuelve
su ser naturaleza en lo que la humaniza. Por ejemplo, en la diversidad de plantas
y animales genéticamente distintos que han surgido de la domesticación. Y donde
los grupos humanos, transformados por los cambios del medio, desenvuelven su ser
humanidad en lo que les naturaliza. Por ejemplo, la diversidad de modelos de familia,
adaptadas, para sobrevivir en las épocas glaciares e interglaciares. Las extinciones
de todas las especies humanas antecesoras, al tiempo destruidas y conservadas en
las que les sustituyen, es la mejor prueba de esa dialéctica. Durante la humanización
se contraponen un sistema que se transforma a sí mismo para conservar el equilibrio
(la Naturaleza) con otros que cambia los equilibrios para transformarse a sí mismo
(las sociedades humanas). Se contraponen lo que genera un orden (natural) que no
responde a ningún designio y lo que asigna designios que alteran el orden”
12
.
10Véase: Bueno Martínez, G.: El cierre categorial aplicado a las ciencias físico. químicas, en: Actas del Primer
congreso de teoría y metodología de las ciencias. Pentalfa, Oviedo 1982; pág. 101 y ss.
11 Además de los diferentes artículos publicados en revistas y en páginas web, sobre este propósito, ahí están
nuestros dos libros Re-construyendo la ciudad (2019) y Ciencia y Conciencia del cambio (en prensa).
12Manuel Martín Serrano: Teoría de la comunicación: La comunicación, la vida y la sociedad. Mc Graw Hill.
Madrid, 2007; pág. 318. Conviene aquí destarar lo que el propio Martín Serrano advierte en ese momento: que
la dialéctica es una relación contradictoria entre el ser humano que introduce nes en su actuar en la medida que,
en su proceso de hominización se va humanizando, dominando procesos (el fuego, la cocción, el lenguaje, la
metalurgia, etc.) y generando ámbitos no naturales dentro de la naturaleza desde la que opera y la naturaleza que
soporta esos nes y se va transformando
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El proceso de humanización ha comenzado poco a poco y durante milenios
antes de la creación de las primeras ciudades, porque los seres que crearon las primeras
ciudades dominaban muchos procesos y, ante todo, disponían ya del lenguaje de doble
articulación, pero es en el momento de la creación de la ciudad donde precisamente
como resultado de la convergencia de esas cualidades ya conseguidas de humanización
(estamos ante el sapiens sapiens) en forma de Elementos, surge la humanidad como
nueva especie humana haciendo nada menos que política, lo que denió al ser
humano como nueva especie viva sobre la Tierra: esa especie que se destaca del reino
de la necesidad, que supera la inmediatez y comienza a generar grados de libertad
social mediante la generación de excedentes materiales y excedentes sociales que se
expresan como nuevo espacio público, generado como la red de relaciones públicas,
comunes que comienza a servir de base de la supervivencia humana y de su grado de
bienestar.
Hay que poner atención a lo que ahí, en ese momento fundacional de “la
ciudad” está sucediendo: lo que por vez primera en la historia humana sucede es que
nace el demios, lo público, lo del pueblo, nace el pueblo como un espacio no físico,
sino político con un potencial de complejidad hasta ese momento desconocido que
va a generar por emergencias sucesivas desde la agricultura (¿la primera cultura,
como cultivo de la tierra?) a la losofía, las ciencias y las técnicas, las legislaciones y
las humanidades, la literatura y el ámbito de lo común que hemos tratado de exhibir
como el espacio en el que saber a qué atenerse en tanto esas relaciones comienzan a
institucionalizarse en formas visibles, públicas, a la vista de todos y cuyo conjunto
comienza a sentirse como “nuestro mundo”, “lo nuestro” y, por tanto, “lo de todos”.
Es la dimensión de simetría humana política: la base de toda justicia y base de toda
legitimidad. Es la base, la argamasa, desde la que poder emprender acciones comunes
y desde la que generar el “sentido común” y los imaginarios que le dan sentido a eso
que llamamos “nuestro mundo”.
Es obvio que la creación del espacio público no solo no elimina lo privado,
la esfera privada, la iniciativa privada, sino que, de hecho, la posibilita y hasta la
potencia, aunque de muchas maneras la subsume al absorberla bajo sus estructuras
institucionalizadas (normas, leyes, etc.).
Ya en nuestro primer libro, manteníamos esta tesis, si bien lo hacíamos a
través de la imagen de los “dos reinos” de la vida: el reino de la necesidad y el reino
de la libertad a que hacen referencia en su día Leibniz y más tarde Carlos Marx
cuando arma: «La libertad, en este terreno, solo puede consistir en que el hombre
socializado, los productores asociados, regulen racionalmente este su intercambio
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de materias con la naturaleza, lo pongan bajo su control común en vez de dejarse
dominar por él como por un poder ciego, y lo lleven a cabo con el menor gasto
posible de fuerzas y en las condiciones más adecuadas y más dignas de su naturaleza
humana. Pero, con todo ello, siempre seguirá siendo este un reino de la necesidad.
Al otro lado de sus fronteras comienza el despliegue de las fuerzas humanas que se
considera como n en sí, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo solo puede
orecer tomando como base aquel reino de la necesidad. La condición fundamental
para ello es la reducción de la jornada de trabajo».
13
Por tanto, es fundamentalmente el espacio público, la red de relaciones
constitutivas del espacio público, el objeto de lo que puede llegar a ser una “ciencia
del desarrollo humano”, en tanto el proceso de desarrollo humano ( y toda ciencia de
lo real es ciencia de algún tipo de proceso) se va concretando ( institucionalizando)
y exhibiéndose en el espacio público de cada momento histórico, momento que
permite ver el grado adquirido de la esencia humana o lo que resulta ser lo mismo: el
tipo y grado de relación mutuamente sostenible que ha conseguido la humanidad con
la biosfera con la cual siempre tendrá que coexistir.
14
La relación fundacional del proceso de humanización
Imaginémonos el inicio de la aventura del ser humano al inventar la ciudad
como nueva forma de vida en común, con todo lo que ello trajo consigo de creación de
la agricultura y demás mediaciones, comenzando a superar la inmediatez al generar
una relación contradictoria con el puro reino de la necesidad, esto es, con la biosfera
y el grado de poderío o “grados de libertad” que frente al reino de la necesidad pudo
disponer en aquellos momentos iniciales. Pensemos seguidamente que con el tiempo
y en tanto el ser humano fue creando e inventando nuevas mediaciones de las que
servirse (tecnologías, ciencias, legislaciones, etc.) con lo que fue creciendo su grado
de poderío frente y dentro de la biosfera hasta llegar a alcanzar hoy en día tales
grados de conocimiento y dominio de las relaciones naturales que, desde ellos, es
capaz tanto de diseñar y realizar una nueva sociedad que le dé seguridad vital y
bienestar, como la posibilidad de poner en peligro tanto su naturaleza humana, como
la naturaleza del reino de la necesidad con el que vive.
13Marx, K: El Capital. Volumen III. FCE. México1973; pág. 759.
14La relación mutuamente sostenible decimos, de dónde los índices que la ponderen ya no serán tan simples
como los que actualmente sirven de base a los Informes del PNUD y habrá que reinterpretarlos.
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Carece de sentido preguntarse por la sostenibilidad que no sea la humana al
inicio de esta aventura, porque era la parte débil de la relación, mientras que ahora la
pregunta por la sostenibilidad tiene sentido porque la relación del ser humano con la
biosfera puede poner en peligro no solo su propia existencia sino la del resto del reino
de la vida. Sostenibilidad por la que hemos de preguntarnos en su doble dimensión: la
sostenibilidad o trascendencia de la humanidad como un todo, como especie humana,
lo que ha llegado a ser en nuestro tiempo como especie humana, lo mejor de ella y la
sostenibilidad y trascendencia de la biosfera en todo su esplendor y riqueza que será
siempre ese reino de la necesidad en el que y del que siempre ha vivido, vive y vivirá.
De la necesidad de sostenibilidad y trascendencia del lado humano de la
relación nos aclara Hannah Arendt: “Solo la existencia de una esfera pública y la
consiguiente transformación del mundo en una comunidad de cosas que agrupa y
relaciona a los hombres entre sí, depende por entero de la permanencia. Si el mundo ha
de incluir un espacio público no se puede establecerlo para una generación y planearlo
solo para los vivos, sino que debe superar el tiempo vital de los hombres mortales. Sin
esta trascendencia ninguna política, estrictamente hablando, ningún mundo común ni
esfera pública resultan posibles…El mundo común es algo en que nos adentramos
al nacer y dejamos al morir. Trasciende a nuestro tiempo vital tanto hacia el pasado
como hacia el futuro; estaba allí antes de que llegáramos y sobrevivirá a nuestra breve
estancia. Es lo que tenemos en común no solo con nuestros contemporáneos, sino
también con quienes estuvieron antes y con los que vendrán después de nosotros. Pero
tal mundo común solo puede sobrevivir al paso de las generaciones en la medida en
que aparezca en público. La publicidad de la esfera pública es lo que puede absorber
y hacer brillar a través de los siglos cualquier cosa que los hombres quieran salvar de
la natural ruina del tiempo”
15
En este sentido, decíamos en Re-construyendo la ciudad :
“Creemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 recoge lo
más humano y noble que el ser humano ha ido sembrando a través de los siglos. Es
algo así como la concreción y terrenalización del sueño que la humanidad ha venido
sembrando desde hace milenios, sueño que se ha expresado en vivencias reales
pasajeras, en mitos y utopías y que nos incluye a todos: vivir en paz, acceder a la
riqueza multidimensional producida por todos, acabar con las enfermedades, acabar
con la pobreza, acabar con la ignorancia, asegurar la vida para el mañana, acceder a
la información able, participar en los destinos de la sociedad, actuar con prudencia
e inteligencia con los recursos escasos de la Tierra, tolerar las diferencias y poder
disfrutar libremente del tiempo disponible.
Ahrendt. Hannah: La condición humana. Paidós, Madrid 2011; pág. 75.
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En nuestro tiempo, esos deseos se han estado precipitando y haciéndose
realidad en algunos Estados democráticos de derecho, en el núcleo que les da
contenido y sentido: en el Espacio Público. En ese espacio público común a todos,
generador de simetría humana:
1.el sueño para erradicar la ignorancia se concreta en el acceso universal a la educación
pública;
2.el sueño de la erradicación de las enfermedades se expresa como el acceso universal
al sistema de salud pública;
3.la idea de acabar con la pobreza signica el acceso al empleo remunerado digno y
a la protección pública en casos de necesidad límite;
4.el deseo de sentirse seguro para vivir se concreta en el acceso a una vivienda digna
y a los sistemas públicos de seguridad civil, seguridad para la tercera edad y para la
niñez y discapacitados,
5.el deseo de sentirse ciudadano de pleno derecho aparece como participación
ciudadana efectiva y pública (de hombres y mujeres por igual) en los destinos de la
sociedad y en las formas de relación con la madre Tierra;
6.la necesidad de disponer de la información suciente para la vida se hace realidad
como la existencia de medios de comunicación públicos ables;
7.el ansia de paz se expresa como reconocimiento y respeto a las diferencias étnicas,
religiosas e ideológicas, como libertad de expresión y como solución de los conictos
por medio del diálogo, la negociación y el compromiso, exigencias que han de estar
consignadas explícitamente como principios en la Constitución del país para no
dejarlas a merced de los caprichos del gobierno de turno.
Para nosotros, estos constituyen la base de los verdaderos indicadores del
grado de Desarrollo Humano alcanzado por una sociedad cuando, en relación unos
con otros, constituyen un sistema potente y coherente.
Si se pudiera detectar algún gen propio, especíca y exclusivamente humano
que, al modicarlo o destruirlo signicara la destrucción de la especie humana,
diríamos que todo cuidado sobre el mismo sería insuciente, de modo que aparecería
ese gen como lo intocable, lo sagrado y, por su importancia, inviolable. De igual
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manera, y esto es real y se sabe, el Espacio Público, ese «gen social especícamente
diferenciador y determinante» que tantos esfuerzos, luchas y milenios nos está
costando construir, ha de ser conocido, reconocido y defendido como si, al atentar
contra él, estuviéramos atentando contra lo más humano de nosotros: la característica
más nuestra, más diferenciadora, más enriquecedora y más humana que hemos
creado. Defenderlo y garantizar su permanencia debe ser lo central de cada gobierno
y aquello que los ciudadanos hemos de cuidar y defender como se deende la vida
propia”
16
De la necesidad de sostenibilidad y trascendencia el lado natural de la relación
tenemos este mensaje:
«James Boyle y sus colegas quisieron crear una teoría de sistemas sobre la
indivisibilidad del dominio público (cursivas nuestras) que aglutine todos los intereses
y todas las iniciativas en una teoría general. Pero aún no la han hallado, porque lo que
veían como una analogía en realidad es un marco común que une a nuestra especie. La
misma teoría general que rige la biosfera dicta el bienestar general de la sociedad... Si
buscamos una teoría general que unique los intereses de todos, parece que la opción
más evidente es devolver la salud a la comunidad de la biosfera...La biosfera es la
comunidad superior e indivisible a la que todos pertenecemos y que su buen estado es
fundamental para nuestro bienestar y para la supervivencia. Esta conciencia conlleva
un nuevo sentido de responsabilidad: la de vivir en el plano personal y colectivo en
casa, en el trabajo y en la comunidad de una manera que favorezca la buena salud de
la biosfera de la que formamos parte»
17
.
Estamos hablando del espacio público humano, es decir, del mundus praxeado
intelectual, cultural y prácticamente desde que el sapiens comenzó a darse cuenta de
que estaba ahí. No podemos veranear en las playas de planetas concretos de otras
estrellas, pero ya son parte de nuestro mundo en la medida en la que forman ya parte
del universo descubierto, son parte de nuestro imaginario y nos permiten incluso
llegar a comprender mejor lo que es nuestro propio planeta. Hemos «subido» a la
Luna de muchas maneras antes de subir a ella con un cohete.
16 Serrano López, A./Stein Heinemann A.: Re-construyendo la ciudad. El espacio público como lugar de simetría,
diálogo y trascendencia. Publicaciones. U. de Alicante y Ed de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
2019, págs..125-27.
17 Rifkin, J.: La sociedad de coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse
del capitalismo. Paidós, Madrid 2014; págs. 230-231
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De ese mundo en su dimensión pública hablamos hoy con conocimientos y saberes
nuevos sobre todo lo que nos rodea y sobre la huella que vamos dejando, por el mero
hecho de vivir socialmente y de la forma actual en que lo hacemos.
Porque el espacio público es parte del reino de la vida, formación humana no
simplemente dentro de la Biosfera ni siquiera simple esfera humana rodeada por un
medio ambiente natural, porque el espacio público es también Biosfera y es también
medio ambiente para las demás formas de vida de la Tierra: estamos y somos espacio
universal de la vida, aunque hemos logrado la diferencia al introducir dialécticamente
nalidades en el proceso natural del cosmos a través de los procesos de hominización
y de humanización. Hemos logrado superar la inmediatez del reino de la necesidad,
y hemos logrado construir un mundo especial para nosotros
De ahí que una ciencia del desarrollo humano no pueda dejar por fuera la
relación del espacio público con la naturaleza como reino de la necesidad y, al mostrar
la relación real que la sociedad mantiene con ese otro reino, esté necesariamente
hablando de sí misma y de la naturaleza no como complemento ni como adorno,
sino como composibilidad: sólo así dejan de ser abstracciones las ciencias del medio
ambiente y la del desarrollo humano: «La naturaleza es el cuerpo inorgánico del
hombre; es decir, la naturaleza en cuanto no es el mismo cuerpo humano. Que el
hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo con el que
debe mantenerse en un proceso constante para no morir. La armación de que la
vida física y espiritual del hombre se halla entroncada con la naturaleza no tiene más
sentido que el que la naturaleza se halla entroncada consigo misma, pues el hombre
es parte de la naturaleza».
18
18 Marx, C.: Manuscritos económico-losócos de 1844. Colección 70. México 1970; pág. 80.
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Hacia una denición de desarrollo humano
19
La idea nos la sugirió Aristóteles que, antes de denir al ser humano como el
zoon politikon, dene la ciudad de un modo sorprendente y certero:
«Y así [la ciudad], habiendo comenzado a existir simplemente para defender
la vida, existe ahora para atender a una vida buena».
20
Aristóteles nos advierte que son dos los principios constituyentes de la ciudad:
el principio de conservación sobreañadido al principio de conservación natural y
el principio de buscar la vida buena, lo que nos hizo pensar que quizás un viaje
antropológico al pasado, a modo de observadores en el nacimiento de las primeras
ciudades podría darnos una pista de lo que es verdaderamente desarrollo humano y lo
que no lo es.
19 Hay muchos términos con los que nuestras lenguas suelen denotar todo tipo de cambio y variación, algunos de
los cuales se han empleado como sinónimos de desarrollo humano llenando de confusión este tema tan importante.
Traemos aquí a modo de ejemplo algunos de ellos:
-Progreso (ha progresado la construcción de la Sagrada Familia: ya hay una torre más);
-Crecimiento (ha crecido mi cuenta bancaria, ha crecido el niño en cuatro centímetros de altura, ha crecido el
árbol y ha crecido la producción de maíz);
-Incremento (hubo un incremento en las exportaciones de melón);
-Aumento (hubo un aumento en el número de desempleados);
-Ampliación (se iniciaron los trabajos de ampliación del bulevar);
-Desarrollo (se ha desarrollado la manufactura técnicamente, se ha desarrollado el arte de la pesca marina, se ha
desarrollado la ciencia física);
-Cambio (ha cambiado el clima, ayer cambió la hora ocial, he cambiado de chaqueta);
-Transformación (se ha transformado el racimo de uva en pasa, se ha transformado el solar baldío en jardín);
-Innovación (la bombilla led, el teléfono móvil, la leche sin lactosa);
-Evolución (la del homo sapiens y la de los primates homínidos);
-Variación (variaciones al piano sobre «Para Elisa» de Beethoven, variaciones del melocotón, variaciones del
sombrero);
-Alteración (alteración del virus X, alteración del orden público);
-Avance: (hay avances cientícos en busca de la vacuna contra la pandemia Covid-19);
-Reformación (reformación del cristianismo, reforma de la ley);
-Revolución (Revolución Francesa, Revolución de Octubre, De revolucionibus orbium coelestium);
-Catástrofe (la primera paella, Chernóbil, la política internacional de Trump).
20 Aristóteles Política, 1252b–1253ª. Obras completas. Aguilar, Madrid 1973; págs. 1412 y ss.
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Pero ese viaje al pasado de la mano de la Antropología, la Historiografía y
de la Paleontología, además de la experiencia que muchos países tuvieron después
de la Segunda Guerra Mundial nos pertrecharon de dimensiones que van más allá
de la denición aristotélica, porque ni el uno ni el otro de estos principios son datos
ni notas ni cualidades, sino procesos y ambos constituyen el proceso de Desarrollo
Humano Sostenible cuando van juntos. Son los dos procesos (porque ambos son nes
introducidos por el acuerdo y pacto fundacional de la humanidad) de la RELACIÓN
dialéctica (contradictoria, porque va contra la ley de la entropía) generadora
y constituyente en todo momento histórico del proceso de desarrollo propia y
diferencialmente humano.
1. El proceso de la conservación de la vida humana como detonante del pacto que
supone e incluye tres momentos:
-el momento del proceso de conservación del individuo como ser viviente;
-el momento nuevo del proceso de conservación del común que se sobreañade y es
fruto del pacto constituyente “yo soy, si tú eres”, construido contra corriente contra la
ley de la entropía, generador de la sociedad como “isla de entropía negativa”;
-el momento de mutua sostenibilidad del proceso de conservación de la naturaleza
que siempre ha estado presente, pero que hemos venido a darnos cuenta de él cuando
lo hemos puesto en peligro.
2. El proceso de la generación del Bien-Estar que supone y exige
-el momento de estar dentro plenamente. Nadie queda fuera porque sería privarlo del
segundo momento del principio de conservación. Por eso desde siempre uno de los
más terribles castigos era el destierro y “la muerte civil” de que habla Cervantes en
El Quijote.
-el momento de estar plena e igualmente dentro lo que exige hacer valer el principio
de simetría real que va desde la equiparación de las desigualdades biológicas con que
se viene al mundo, a la justicia distributiva y la justicia discriminativa que supone,
entre otras cosas, la necesidad de la universalidad de la “renta básica”, y el principio
de a todos según sus necesidades y no según sus rendimientos;
-el momento del reconocimiento del otro y el ser reconocido por los otros con el que
se ha hecho el pacto fundacional para lograr la autoestima y “sentirse seguro” por
no sólo estar dentro, sino también reconocido como igual, esto, es estar en buenas
relaciones con los otros.
-el momento de no sólo estar, sino de sentirse seguro y saber a qué atenerse y el
saberse a qué atenerse en una relación con la biosfera o reino de la vida que permitirá
seguir viviendo a los vivos y a los que vendrán después o relación de esperanza.
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Momentos de los dos procesos que, en la medida en que se van
institucionalizando, van dando como resultado un nuevo espacio humano, el espacio
público, expresión del “mundo común, “nuestro mundo” imprescindible para
conseguir la vida buena de todos.
Denido, por tanto, el espacio público como el “lugar” donde se muestra
la esencia que el ser humano creó de sí y para sí mismo, expresado ya en sus
determinaciones y en su actual manifestación, cabe denir por n el desarrollo
humano propiamente dicho sin ambigüedades y como expresión de las siguientes
determinaciones que hemos venido recogiendo en las investigaciones precedentes.
Por tanto, la denición de Desarrollo Humano ha de articularse:
Primero: En términos de proceso, porque lo que lo dene no es un dato ni
una situación ni un estado de cosas, sino un proceso sistémico creativo especicador
cualitativamente cambiante.
Segundo: En términos de proceso milenario, pues el inicio del desarrollo
humano se remonta al nacimiento de las primeras ciudades hace ya más de catorce mil
años, precisamente cuando hordas humanas comienzan a coordinar la división social
del trabajo y, superando las relaciones tribales y aún familiares, generan relaciones
políticas de ciudadanía.
Según los hallazgos antropológicos más ables, con el nacimiento de las
ciudades, grupos dispersos de seres humanos comenzaron a urdir lo que es el tejido
propia, especíca y diferencialmente humano. Por así decir, nacía la humanidad como
nueva forma de vida, la bios politikós (Hannah Arendt) que se sobreponía a la especie
homo sapiens como tal y le daba un nuevo tono especíco, al punto de determinar en
adelante la propia evolución de la especie más que la propia evolución biológica.
Aquello debió de ser un salto decisivo en el proceso de antropogénesis para
que ese momento diferencial haya determinado tan profundamente todo lo que a la
especie humana le ha sucedido después: el paso de la hominización a la humanización.
Pero hay que destacar que estamos hablando de la inicial urdimbre del
tejido social propiamente humano, es decir, de la forma inédita que se originó en el
momento de invención de la vida ciudadana: el ámbito de lo común, de lo de todos,
de lo público, de la cosa pública, como dirían los romanos.
De manera que estaremos ante el tejido social propiamente dicho en tanto
estemos ante la red de relaciones comunes a todos y, por tanto, públicas, por más que
sobre ese tejido social público han de aparecer mil y otras formas privadas adherentes
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y coexistentes, que viven en, con y por la preexistencia de lo público. Sin una mínima
existencia de lo público, no hay forma de que lo privado haya ido surgiendo, y pueda
darse y desenvolverse. De donde, cuanto más amplio y sólido sea ese tejido social
público, tanto más fundamentación y solidez podrán tener los proyectos particulares
privados.
Esto nos lleva a considerar lo siguiente: si con el nacimiento de las ciudades
surge lo que es especícamente humano entonces, seguirle la pista a esa nueva
modalidad podría permitirnos ir identicando y corroborando ese proceso especíco
y diferenciador, es decir, la senda del desarrollo humano
Tercero: En términos de proceso de transformación diferenciadora que
supone el nacimiento de la nueva forma de vida política (bios politikos) y, con
ello, el momento diferenciador dentro del reino animal, en tanto los seres humanos
comienzan una andadura crecientemente diferenciadora e identicadora como
especie (zoon politikon). Especie humana que se genera ahí y que se identica en el
reconocimiento del otro como igual, «yo soy, si tú eres», o principio de humanización.
De ahí la transversalidad de lo «público», el ámbito de los bienes públicos, de los
bienes comunes, el único lugar donde las diferencias naturales originales pueden
compensarse socialmente generando simetría humana, la semilla donde se expresa
lo identitario propiamente humano por encima de todas las demás diferencias.
Proceso humanizador siempre en riesgo (de ahí la necesidad de sostenibilidad como
acción inteligente y consciente) que se puede transformar en «yo soy, si tú no eres» o
principio deshumanizador.
Cuarto: En términos de proceso irregular, porque este nuevo ámbito de los
bienes comunes se ha venido traduciendo de mil diversas maneras en las muchas
y variadas culturas que poblaron y pueblan la Tierra, como los ejidos, las leyes, las
costumbres, etc., pero que muchas veces se han perdido debido a guerras y otros
cataclismos. Sapiens no ha hecho siempre bien las cosas, de manera que en este
sendero milenario del que estamos hablando, se han dado muchos retrocesos del
proceso de humanización, el ámbito de lo común: el ámbito del «nosotros», de «lo
nuestro», donde estamos y somos todos. Espacio común, espacio público que se ha
venido gestando diferentemente en las distintas sociedades y pueblos durante milenios
debido al aislamiento, pero que, debido a la globalización de las comunicaciones,
comienza a generar líneas de comunidad universal planetarias, en tanto se perciben,
por encima de las fronteras nacionales, bienes y relaciones naturales comunes (Clima,
biosfera, recursos naturales) y relaciones sociales comunes (derecho al agua, derecho
al alimento, derecho al trabajo, etc.). Generar bien común, he ahí lo distintiva y
especícamente humano. El ser humano que comenzó a distinguirse y diferenciarse
en tanto creó un bien común decisivo, la relación multidimensional de la ciudad, se
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desarrolla como especie diferente desde ese momento, en tanto amplía y enriquece
y asegura ese espacio común público de la ciudad, esto es, se hace más humano,
mediante la creación de aquellas relaciones y bienes comunes materiales y culturales
que, de generación en generación, van conformando el tejido social especíco y
diferenciador que, si se institucionaliza, es capaz de permanecer y trascender el
paso de los siglos.
Quinto: En términos de proceso que se terrenaliza y maniesta en la
institucionalización multidimensional
Espacio puramente humano que es, en realidad un espacio multidimensional, porque
por encima y sobre el espacio físico que se ha roturado para construir la ciudad (el
Estado, la sociedad) y se ha praxeado también como espacio humanizado, se han
creado otros espacios como el espacio legal, el espacio lingüístico, el espacio de las
costumbres el espacio de los cuidados mutuos, etc., ámbito que es público, generado
a la vista de todos, transparente y, en n, espacio donde todos se sienten como «en
casa»: el ámbito o espacio de los bienes públicos.
Sexto: En términos de proceso que mantiene una relación de mutua
sostenibilidad con la biosfera
La relación con la madre Tierra a través de la relación con las otras especies
vivas y con los elementos naturales es decisiva y es posibilitadora, porque comienza
por sustentar la vida, toda forma de vida incluida la vida humana y nuestro espacio
público es verdadero espacio público solo en la medida en la que sea consciente de su
lugar de existencia y no corte la rama en que está sentado.
Séptimo: En términos de proceso de creciente humanización
El proceso de humanización no ha concluido ni concluirá nunca, en tanto el ser
humano, unas veces por inteligencia y anticipación y otras por encontrarse ante
situaciones de riesgo que él mismo ha producido no cesa de aprender de sus propios
errores y puede corregir sus andanzas y sus decisiones, a no ser que algún día cometa
el error supremo y acabe consigo mismo como especie. Es un proceso cualitativo
cuyo nivel ya no se puede medir biológicamente sino antropológicamente, esto es,
desde una ciencia propia del desarrollo humano
Es un proceso no natural, por más que se realice necesariamente en la naturaleza, en
la Tierra.
Es, por tanto, un proceso que realiza el ser humano como especie humana, como ser
social.
Es un proceso multidimensional, porque involucra al ser humano en su totalidad:
lo dene como especie humana y, para más abundamiento, como especie humana
sapiens.
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En esa generación procesal de lo humano el ser humano se vale de las mil
mediaciones de que tanto la naturaleza le provee y le dispensa cuanto de las que él,
con su inteligencia y experiencia ha conseguido a través de los milenios.
Mediaciones todas ellas distinguibles del propio proceso de desarrollo como
resultado en el que toman parte.
Mediaciones son desde las ideas, experiencias, ciencias, procesos productivos,
que animan el proceso de desarrollo a todos los demás medios materiales e intelectuales
que en el proceso tienen lugar.
Pero ninguna mediación por potente y decisiva que sea se confunde con el
proceso en el que esa mediación toma parte.
Eso signica que habrá mediaciones que potencien el proceso y otras que lo
obstaculicen, las que lo aceleren y las que lo retrasen, las que lo amplíen y las que lo
minimicen, como sucede con el posible rol de toda mediación.
Algunas mediaciones son objetos (el martillo, la artesa, la vivienda), otras
son recursos naturales (madera, petróleo, electricidad), otras son teorías (la Física, la
Psicología) otras son proyectos (idear participación ciudadana, proyectar mejoras en
la salud) otras son a su vez, procesos (crecimiento económico, progreso tecnológico,
hacer el pan, hacer la revolución, hacer la guerra, plantar palma africana, ayudar a los
inmigrantes).
Se ha de notar ya que ninguna mediación se ha de confundir con el propio
proceso de desarrollo propiamente humano como resultado por mucho que intervengan
en él. No todo lo que hace el ser humano lo humaniza, aunque también aquello que lo
deshumaniza sea parte del ser humano como por su andadura histórica se ha podido
comprobar.
Por tanto, toda mediación puede contribuir o ir contra el desarrollo humano,
dependiendo de su subordinación o no a lo que dene el desarrollo humano que es
el proceso de generación, ampliación y consolidación de lo común a todos que les
asegure la vida y les acerque a la vida buena.
Octavo: En términos de proceso que da seguridad vital
Desarrollo humano no lo hay, si el proceso no garantiza lo fundamental y primario: el
principio de conservación de la especie humana frente al medio y con el medio que
habita y frente a sí misma como especie que, al ser creativa, puede crear formas que
atenten contra sí misma.
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Noveno: En términos de proceso incluyente
La inclusión de todos y cada uno de los individuos de la especie humana es uno
de los indicadores acerca del grado de humanización ( y, por tanto, de desarrollo
humano) que ha adquirido o ha perdido este proceso: el desarrollo especícamente
humano que ha de ser diferente al animal porque exige la inclusión de todos en ambos
momentos constituyentes de «la ciudad», esto es, que se ha de haber liberado de los
residuos del reino puramente animal en el que se da la aniquilación del otro semejante
bien sea por «antropofagia» o por falta de medios sucientes en el ámbito natural.
Por eso el giro diferenciador es el «yo soy, si tú eres», el reconocimiento del otro
y la necesaria complementariedad del otro y con el otro e incluso con lo otro (la
naturaleza como nuestro «cuerpo inorgánico») es un rasgo puramente humano: es lo
que nos hace trascender el reino animal (sin abandonarlo), lo que nos hace diferentes;
es lo que nos hace de verdad sapiens sapiens.
Décimo: En términos de proceso cuya meta es el bienestar de todos
Asegurado el principio de conservación, todo el proceso adquiere su pleno sentido,
si tiene como meta la sociedad de bien-estar. Es el segundo momento fundacional
de la ciudad y, por tanto, del proceso de desarrollo humano. Momento que exige,
como el otro principio de la seguridad vital, que los seres humanos, inteligente y
prudentemente elijan los medios oportunos, necesarios y sucientes para conseguir
esta meta. El ser humano, al elegir este camino, echa sobre sus hombros su propio
destino y se hace responsable de lo que es y de lo que será. Es ahí donde, como
ya hemos advertido, cabe hablar de la necesidad de la sostenibilidad, porque de él
depende su futuro.
Tenemos, por tanto, los elementos que nos permiten denir el DESARROLLO
HUMANO de la siguiente manera:
Desarrollo humano es el proceso ya milenario de transformación creativa
diferenciadora de la especie humana que se ha venido realizando irregularmente y
se maniesta en la creación, ampliación, optimización e institucionalización de lo
público como el espacio multidimensional que, en relación mutuamente sostenible
con la biosfera, genera la creciente humanización en tanto posibilita la seguridad vital
incluyente que se pone como meta y conduce a la vida buena de todos.
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A partir de esta denición conceptual, que es denición real, no parece difícil
poder diferenciar entre desarrollo humano y otras modalidades de desarrollo de
los seres humanos que podrán o no servir de sus formas concretas de realización y
también estaríamos ya en condiciones de poder dar esta denición como denición
operacional
21
de Desarrollo Humano, en tanto hemos señalado sus determinaciones
fundamentales (sus indicadores), cómo llevarlas a su realización sistémica e
institucional al relacionarlas entre sí para que cada una de ellas (cada subsistema)
encuentre en las demás mutuo reconocimiento y apoyo institucional.
Por eso, al denir así el desarrollo humano, no estamos haciendo sino mostrar
lo que la humanidad ha hecho de sí misma, de lo que la dene como diferente, de su
esencia a través de la historia y lo que podría hacer, porque su esencia es, a la vez su
posibilidad y su esencia no la ha agotado: la patria soñada es un lugar por construir,
allí donde todavía nadie ha estado.
El “lugar” desde el cual podemos hablar con precisión del desarrollo humano
Entendida ahora la ciencia del desarrollo humano como la disciplina cientíca
que le toma el pulso al tipo y grado de relación dialéctica que mantiene el ser humano
en cada momento con su reino de la necesidad que es la biosfera, que es donde se
va gestando durante milenios su esencia y provista del material necesario para tal
actividad cientíca, es desde esa Teoría cientíca del desarrollo humano que le
podemos decir a las demás ciencias que tratan de las mediaciones de que dispone la
humanidad qué han de investigar y a la sociedad qué hacer para que esa RELACIÓN
dialéctica tan potente y decisiva para ambos reinos se lleve a cabo con el máximo
de conciencia , inteligencia y prudencia por parte de la sociedad que es la parte de la
relación que introduce nes y modicaciones no naturales en la relación, porque de
lo que se trata es de que orezca la esencia humana que se va manifestando por el
espacio público sin menoscabo del resto del reino de la vida.
21Atendiendo al sentido que Percy Williams Bridgman le dio a la «denición operacional», hemos tratado de
exhibir varias de las determinaciones del concepto de Desarrollo Humano y la serie de pasos y operaciones que
se han de dar y hacer para lograr el Desarrollo Humano cuya meta es la sociedad de bien-estar, que cualquiera
pueda vericar el proceso que para ello se requiere y pueda medir qué tan cerca o qué tan lejos está de esa meta.
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Contra esta denición se estrellan por irracionales y por imposibles las
tendencias por el crecimiento sostenible, las exigencias insaciables de la obsolescencia
programada, la desigualdad del ingreso excesiva y el descuido y depredación de la
naturaleza.
Vemos así que una sociedad se está desarrollando humanamente cuando pone
todo su empeño y dedica lo mejor de sí misma en realizar en armonía con su medio
vital aquel espacio público multidimensional incluyente en el que se haya superado
cualquier situación en la que el ser humano pueda aparecer como «un ser envilecido,
humillado, abandonado, despreciado»
22
. Es una apuesta continua por la justicia, la
dignidad humana y la relación inteligente y prudente con la madre Tierra.
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